Ha sido en Marsella, a pocos pasos del Puerto Viejo, donde Sneaker Spirit ha podido disfrutar de una interesante conversación con Léa Germano, fundadora de Studio Paillette, a tan solo unas horas del desfile que organiza con Maison Salé en el Mucem. Léa nos ha abierto las puertas de su universo, donde cada accesorio es elegido cuidadosamente y cada look se concibe como una narración. Una colmena creativa donde las ideas circulan tanto como la ropa, y el tiempo parece suspendido. En la trastienda de la Slow Fashion Week de Marsella, la agitación da paso a una concentración suave. Un ritual indispensable que precede a los grandes momentos.
Del lujo a la moda circular
Estilista de formación, Léa ha trabajado durante mucho tiempo en el universo del lujo, para marcas como Marc Jacobs en Nueva York o Balmain en París. Una experiencia que la hizo alejarse de ese modelo para proponer una alternativa más inclusiva y, sobre todo, más sostenible. En 2020, la diseñadora lanzó Studio Paillette, un servicio de alquiler de ropa accesible que más tarde se estructuró en torno a dos ejes: un showroom y una agencia. Hoy en día, Studio Paillette colabora con marcas, produce contenido y amplifica la visibilidad de marcas emergentes gracias al alquiler, sin recurrir a los métodos clásicos del gifting. Una nueva forma de influencia lejos de los códigos habituales, donde la prenda circula y se construye una vida a través de diferentes personas.

«Mi misión no es crear productos, sino crear looks», resume Léa. Studio Paillette es un sitio web y un showroom donde cada prenda ha sido cuidadosamente seleccionada. Un espacio donde marcas emergentes conviven con otras ya consolidadas, como Ganni, Essentiel Antwerp o AMI, todas atraídas por la promesa de una visibilidad alternativa con un claro enfoque sostenible.
Marsella, un nuevo espacio de expresión
Aunque Studio Paillette está basado en París y realiza envíos por toda Francia, es en Marsella donde Léa ha empezado a desarrollar una nueva dimensión del proyecto durante la primera edición de la Slow Fashion Week. Junto a Lucie, creadora de la marca Salé y cofundadora del colectivo BAGA, ha organizado este viernes 13 de junio un desfile un poco diferente, donde el objetivo no es vender ropa, sino rendir homenaje a la creatividad. Los looks se han construido a partir del vestuario upcycling de Salé, con un juego de superposiciones y combinaciones originales que revelan todo el potencial de cada silueta. Un desfile que es todo un manifiesto, libre de las restricciones comerciales, donde cada combinación de prendas cuenta una historia. Más que un simple escaparate, es una celebración de la creación colectiva, de la reinvención textil y de la moda circular, considerada como un acto de compromiso.



Este enfoque local no es para nada un repliegue. Todo lo contrario: «Marsella tiene un potencial creativo increíble. Hacía falta un espacio para los creadores locales, pero también para atraer talentos venidos de otros lugares», afirma Léa. Al invitar a artistas y diseñadores de París o de otras ciudades (que vienen en tren, puntualiza entre risas), la Slow Fashion Week se presenta como un nuevo escenario, a la vez arraigado y abierto, pero siempre ecorresponsable e inclusivo.
El alquiler de ropa: un combate responsable
Aunque el alquiler de ropa sigue siendo el pilar del proyecto, Léa reconoce que este modelo aún no está completamente democratizado, ni resulta del todo rentable. «Es un negocio de logística», confiesa. Para profesionalizar aún más el servicio, Studio Paillette ha logrado recaudar fondos destinados a desarrollar una herramienta para el seguimiento de los productos y de los procesos de limpieza, dos puntos cruciales para gestionar de manera razonable un servicio de alquiler.


Entre sus objetivos prioritarios se encuentra el alquiler mensual. Una iniciativa responsable para consumir moda de otra manera. «Una prenda con carácter se puede usar muy a menudo durante todo un mes. O, por el contrario, alquilarla solo para una ocasión. Una vez que la hemos sacado todo su jugo, la prenda puede convertirse en el objeto del deseo de otra persona». En Studio Paillette, el 70 % de los clientes vuelven a alquilar otra prenda tras su primera experiencia. Pero dar ese primer paso sigue siendo difícil. Muchos esperan una urgencia, como la víspera de una boda o de un evento, para empujar las puertas del showroom parisino ubicado en La Caserne.
Un proyecto que amplía horizontes
Este invierno, Léa ha viajado a Copenhague, Londres, Milán y Nueva York para conocer nuevas marcas y potenciales clientes. En Copenhague ha podido descubrir otra manera de hacer las cosas: ferias y salones a escala humana, como el CIFF. En estos eventos la diseñadora suele fiarse de sus intuiciones y, gracias a su formación creativa, deja hablar al producto antes de pronunciarse. Lo toca, lo observa, y si siente una conexión, inicia una conversación con la marca para imaginar una posible colaboración. La parte positiva es que algunas marcas quieren distribuirse casi exclusivamente a través del alquiler.

Gracias a su visión ecorresponsable, Studio Paillette está consiguiendo ampliar sus horizontes. A su alrededor, otros proyectos y otras dinámicas ya están surgiendo por todas partes, movidas por un mismo deseo: hacer que la moda sea de otra manera. «Estamos construyendo juntos la moda del mañana.»
Articulo de Julie Boone.