¿La Fashion Week de Copenhague es verdaderamente sostenible? 

Ago 12, 2025 | Fashion, Lifestyle

La Copenhagen Fashion Week quiere consolidarse como la semana de la moda más sostenible del mundo, con marcas eco-responsables, escenografías cero residuos y criterios de selección estrictos. Pero entre la teoría y la práctica hay una diferencia. Con los patrocinadores con los que cuenta el evento, ¿es tan sostenible como pretende?

Las condiciones de acceso

Desde 2020, la CFW ha establecido unas reglas estrictas para las marcas que deseen formar parte de su programación. Estos criterios, reunidos bajo el nombre de Sustainability Requirements, buscan reducir el impacto medioambiental del evento, limitar los residuos y fomentar prácticas de producción más éticas. Para participar, cada marca debe presentar una solicitud a un jurado especializado en cuestiones de RSE (Responsabilidad Social Empresarial), que evalúa las candidaturas según 19 criterios. Entre ellos:

  • Al menos el 50 % de la colección debe estar hecha con materiales sostenibles de nueva generación, reciclados, reutilizados o procedentes de stocks inactivos.
  • Fur free: la utilización de pieles está prohibida.
  • Cero plásticos de un solo uso, ya sea en tienda, en los envíos o en el backstage.
  • Los decorados de los desfiles no deben producir residuos.
  • Las marcas deben garantizar condiciones de trabajo dignas en su cadena de producción: nada de trabajo forzado.
  • El casting de los modelos debe ser inclusivo.

Aunque este modelo ya ha inspirado a otras capitales europeas como Ámsterdam, Berlín u Oslo, hasta la fecha solo la Fashion Week de Londres ha adoptado oficialmente estos estándares, aplicándolos solamente a los diseñadores jóvenes. Francia, por su parte, aún no ha dado el paso, aunque iniciativas locales como la Slow Fashion Week de Marsella se inscriben plenamente en esta tendencia.

Zalando premia el compromiso de Bubu Ogisi

En esta nueva edición, el Zalando Visionary Award ha sido para la marca internacional  Iamisigo, fundada por la diseñadora nigeriana Bubu Ogisi, que ha recibido 50.000 euros y un acompañamiento de seis meses para el desarrollo de su marca.

Su colección, llamativa y llena de color, refleja una visión profundamente artística de la moda. En su sitio web, la expresión « wearable art » (arte ponible) refleja perfectamente la esencia de sus creaciones, para las que utiliza materiales reciclados, explorando un vestuario comprometido en el que se mezclan diseño y activismo.

A través de sus diseños, Iamisigo rinde homenaje a las técnicas ancestrales de todo el continente africano, desde Ghana hasta Kenia, integrando un legado artesanal en un proceso de creación profundamente político. Esta visión quiere unir consideraciones ambientales con una reflexión postcolonial, diseñando una moda que es a la vez contemporánea, consciente y arraigada en el panafricanismo.

Un patrocinador controvertido

A simple vista, Zalando se posiciona como un actor clave en la transición ecológica del sector. En 2023, la plataforma anunció que solo comercializaría marcas que cumplieran con criterios eco-responsables. Una gran limpieza que, en principio, hubiera debido afectar a las 2.500 marcas de su catálogo, a través de criterios como el impacto ambiental, los derechos humanos y la igualdad salarial.

La empresa también anunció su intención de reducir la huella de carbono de sus operaciones internas de un 80 % para 2025. Un compromiso respaldado por el 90 % de sus socios, alineados con los objetivos del Acuerdo de París a través de la iniciativa Science Based Targets.

Sin embargo, detrás de esta comunicación políticamente correcta, la realidad es muy diferente. En 2024, la Comisión Europea condenó a Zalando por greenwashing, obligándoles a retirar ciertas etiquetas de sostenibilidad engañosas presentes en sus fichas de producto. Peor aún: en 2021, su huella de carbono era dos veces más importante que la de un país como Islandia.

La Copenhagen Fashion Week juega un papel importante en la transformación de la industria de la moda. Sus criterios ejercen una presión positiva sobre las marcas, y su influencia empieza a sentirse en otras capitales. Pero la elección de sus patrocinadores, especialmente de Zalando, plantea contradicciones. Una prueba clara de que la moda ética es aún un deseo más que una realidad. Un proyecto donde los principios y las reglas teóricas deben ir acompañados de una transparencia total.

Artículo de Julie Boone