Hace 30 años… el desfile « Pin-Up » de John Galliano 

Ago 22, 2025 | Brands, Culture, Fashion

En la temporada Primavera/Verano de 1995, un desfile comenzó con dos horas de retraso en París. Madonna abandonó la sala molesta, aunque terminó usando una de las piezas clave del desfile en su videoclip Take a Bow. Este fue uno de los momentos más destacados de la carrera de John Galliano: la presentación de una colección inspirada en la estética pin-up, reinterpretada con la precisión del tailoring inglés. Una versión sexy y precisa, fantasiosa sin caer en la caricatura, que consagró a Galliano como un prodigio. Treinta años después, este desfile sigue siendo una referencia absoluta en la historia de la moda contemporánea.

John Galliano hizo su debut oficial en 1984, tras salir de la prestigiosa Central Saint Martins de Londres. En ese momento, su talento era indiscutible, pero carecía de recursos. Por falta de financiación, incluso se vio obligado a saltarse una temporada (Otoño/Invierno) poco antes del desfile de 1995. Sin embargo, dos figuras clave de la industria de la moda no dudaron en brindarle su apoyo incondicional: Anna Wintour y André Leon Talley, entonces pilares de Vogue EE. UU. Dos personalidades que creyeron en su potencial y que le ayudaron a lanzar su carrera.

Un desfile emblemático 

Presentada durante la temporada Primavera/Verano de 1995 en París, la colección apodada « Pin-Up » apareció en un clima caótico. El desfile tuvo un retraso de dos horas, los invitados se impacientaron, Madonna abandonó la sala, pero el impacto de la colección fue tan grande que la artista luciría uno de los conjuntos del desfile para el videoclip de Take a Bow. Una prueba de que, a pesar de las circunstancias, la visión creativa de Galliano acertó plenamente.

En una sala repleta de público, un Cadillac de los años 1950 apareció en el centro de la pasarela. A bordo, dos hombres cuyo único papel era ser acariciados por las modelos que los rodeaban, encarnando con ironía la mirada masculina que la colección buscaba precisamente cuestionar.

Galliano se inspiró en la figura de la pin-up, que había perdido protagonismo desde los años 70, alejándose de lecturas demasiado literales y reinterpretando este mito femenino con sutileza. Para ello, mezcló la sensualidad evidente del icono estadounidense con la precisión del tailoring británico, creando una pin-up que no solo se exhibía, sino que dominaba a la perfección su propia imagen: silueta en forma de reloj de arena, cintura marcada, hombros estructurados, vestidos largos y fluidos… Las prendas se convirtieron en una auténtica herramienta narrativa.

Algunas piezas incluso apostaron por el volumen espectacular, como los vestidos “merengue”, cuyo tutú rozaba las primeras filas de público. Entre las modelos que desfilaron se encontraban una cierta Linda Evangelista, que caminó junto a Kate Moss o Naomi Campbell. La top model se enamoró del vestido amarillo limón, hasta el punto de convencer a Galliano de que se lo regalara. Años más tarde, lo donó al Costume Institute del Museo Metropolitano, convirtiéndolo en un objeto icónico.

Galliano, el hombre que todos desean

La mítica colección confirmó que el diseñador no era solo un narrador de historias de moda: era además un sastre visionario. Más allá de una silueta fantasiosa, este desfile reafirmó el dominio técnico de Galliano. Su traje gris, llevado por Yasmeen Ghauri, con chaqueta bolero y falda de talle alto, es hoy en día una pieza de colección que se vende por más de 6.000 euros.

Esta demostración de savoir-faire conquistó a LVMH, que lo puso al frente de la dirección artística de Givenchy. Una primicia para un diseñador británico al mando de una casa francesa. Pero Galliano no se detuvo aquí: apenas un año después, fue nombrado en Dior, donde impuso su estilo espectacular durante más de una década.

El desfile “Pin-Up” de 1995 no es solo un momento visual histórico: es un punto de inflexión. El momento en el que Galliano pasó de ser un diseñador prometedor a convertirse en un genio consolidado. Un evento que demostró que la moda puede reconciliar la extravagancia y la precisión, la fantasía y el corte exacto. Treinta años después, este desfile conserva su fuerza evocadora. Galliano estableció allí las bases de una feminidad en pleno cambio, dramática y libre. Un manifiesto de moda, pero sobre todo un recuerdo que aún permanece vivo.

Artículo de Julie Boone