A medio camino entre perfume, objeto decorativo y experiencia sensorial, las velas Loewe encarnan el lujo contemporáneo. ¿Cómo puede una simple vela convertirse en un ícono del estilo? Aquí te lo explicamos.
En el universo del lujo, algunos objetos se alejan de su uso inicial para convertirse en verdaderos iconos estéticos. Esto es precisamente lo que Loewe ha logrado con sus velas perfumadas. Lejos de ser simples accesorios olfativos, estas velas concentran por sí solas el ADN de la marca española: sensibilidad artística, artesanía de excepción y creatividad sin límites.
Un diseño singular que ya es una firma
Las velas Loewe se distinguen a simple vista por su recipiente de cerámica vidriada con colores llamativos y líneas escultóricas que evocan tanto un objeto de arte como una antigua ánfora mediterránea. Diseñadas por Jonathan Anderson, director artístico de la marca durante once años, están concebidas como piezas de exposición.
Coleccionista apasionado de objetos antiguos, el diseñador se ha inspirado en velas y candelabros vintage para diseñar estos recipientes, que tienen una forma singular, a la vez rústica y sofisticada, que encaja perfectamente en la estética colorida de la marca española.


Para probar que son objetos decorativos por derecho propio, la fotógrafa Alice Moitié, colaboradora habitual de la marca, mostraba recientemente, en un video de unboxing, cómo conservaba minuciosamente los recipientes vacíos de sus velas Loewe. Uno de ellos presidía su cocina, utilizado como taza. Un gesto sencillo pero revelador: la vela no solo sobrepasa su función inicial para convertirse en elemento decorativo, sino que además puede ser un objeto funcional del día a día.
Una paleta olfativa inesperada
Pero su encanto también se desvela al encenderlas. Su aroma no está hecho a base de vainilla dulce ni de notas florales clásicas. Loewe se atreve con aromas vegetales, a veces terrosos, casi desconcertantes: arvejilla, cilantro, remolacha, orégano silvestre, champiñón e incluso wasabi. Un enfoque botánico, casi de apoticario, del perfume.
Estas fragancias inusuales tienen su origen en los paseos de Jonathan Anderson por el jardín botánico de Kew, al oeste de Londres. Este lugar excepcional, que alberga una de las colecciones de plantas más grandes del mundo (aproximadamente 30.000 especies), se ha convertido en una fuente de inspiración clave para la creación olfativa de la marca.
Una gama de aromas singulares que el diseñador ha imaginado junto a Nuria Cruelles, jefa perfumista de Loewe. Así, cada vela se convierte en una miniexperiencia sensorial, un viaje al corazón de la naturaleza donde se redescubren esencias olvidadas e incluso insospechadas. Un perfume de interior concebido con la misma exigencia que un perfume personal.



Entre las creaciones más emblemáticas, la vela con aroma a hoja de tomate ocupa un lugar especial. Inspirada en el olor verde, vivo y ligeramente ácido de las plantas de tomate, este accesorio encarna el estrecho vínculo que la casa mantiene con el fruto natural. El tomate corazón de buey, carnoso y con formas casi barrocas, había sido calificado como “muy Loewe” en un tweet que se volvió viral. Un comentario que la casa supo convertir en una verdadera herramienta de comunicación, al lanzar posteriormente una serie de accesorios con la imagen del fruto, probando que, en Loewe, la inspiración olfativa puede invadir otros terrenos creativos.
¿Un futuro objeto de culto?
El éxito de las velas Loewe no para de crecer. Presentes en los feeds de Instagram más selectos y con frecuentes agotamientos de stock, se imponen como el nuevo must-have para los amantes del diseño y de los perfumes exclusivos. Su alto precio (90 € para el modelo más pequeño y hasta 395 € para el más grande) no supone un obstáculo sino todo lo contrario.
Para mucha gente es una manera de adentrarse en el universo Loewe, con un objeto relativamente barato que refleja el lujo de una marca conocida por su savoir-faire artesanal. Comprar una vela Loewe es adquirir un fragmento tangible de esta estética tan singular. Un objeto que se expone y se enciende, y que perfuma los interiores con sofisticación.
No sabemos si serán un simple objeto de moda pasajero o si se convertirán en un objeto icónico. Lo que está claro es que, si nos fiamos de su poder de atracción, las velas Loewe parecen consolidarse como uno de los emblemas del lujo contemporáneo.
Artículo de Julie Boone.