Cada marca tiene sus prendas míticas: faldas plisadas y clásicas o bolsos de nylon, zapatos de punta o camisas con estampados kitsch… En este artículo vamos a hacer un breve repaso de los «iconos de Prada», y de cómo atraviesan las épocas sin pasar nunca de moda.
Elegir cinco piezas emblemáticas entre las producidas durante décadas de creación no es nada fácil. El catálogo de Prada está lleno de siluetas icónicas, de accesorios que fueron virales mucho antes de la era de las redes sociales y de verdaderos alegatos textiles que definen, en cada temporada, una nueva visión de la feminidad. Los cinco iconos de Prada que hemos elegido no se limitan a vestir a la nueva mujer, sino que nos ayudan a replantearnos nuestra manera de existir en el mundo.
Los tacones llama, un incendio controlado
Presentados en el desfile primavera-verano de 2012, los tacones llama son una de las creaciones más originales de Miuccia Prada. Estos zapatos de salón, convertidos en objetos de diseño, lucen llamas en la parte trasera de los tacones, y son un verdadero guiño al universo automovilístico estadounidense de los años 50 (especialmente al Cadillac), y a la cultura del tuning.


Reeditados en 2018 en colores fluorescentes, presentan una imagen aún más pop sin perder su espíritu provocador. Disponibles con tacones de plataforma o aguja, estos zapatos son un homenaje paradójico al american dream, visto por una creadora italiana cuyo enfoque de la feminidad siempre está impregnado de sátira.
El bolso que hace un strike
El bolso bowling es una reinterpretación de un accesorio banal que se ha convertido en un objeto de culto. Inspirado en los bolsos para transportar las bolas de las boleras, hizo su aparición en la colección Primavera-Verano de 2000, convirtiéndose rápidamente en un accesorio emblemático gracias a sus líneas redondeadas, su aire retro y su carácter funcional.


Reeditado en 2012 y en 2025, vuelve a estar en primer plano gracias a figuras masculinas como Bad Bunny, que lo llevó en versión XXL en el Met Gala. Este icono de la moda es también uno de los objetos más demandados en el mercado de segunda mano, donde su rareza y sus ediciones limitadas hacen subir su precio.
La diadema Prada, una corona preppy
En el desfile primavera-verano de 2019, Prada puso de nuevo de moda un accesorio con una imagen un poco nostálgica: la diadema. De terciopelo, adornada con perlas o acolchada, este accesorio se convirtió en una pieza central del look Prada, moviéndose en la frontera entre la realeza británica y el Upper East Side.



Sin embargo, tras su aparente simplicidad, la diadema es un objeto clave en un look bien cuidado: despeja el rostro, alarga el cuello y confiere una cierta autoridad suave, a medio camino entre la corona y el uniforme. Por eso ha sido adoptada tanto por las apasionadas de la moda como por las representantes de las principales monarquías.
Una feminidad bien pensada
Verdadera pieza de colección, la falda con anillas metálicas del desfile primavera de 1999 ilustró perfectamente el espíritu de Prada. Con corte lápiz, a la vez sobria y provocadora, lucía anillas metálicas llenas o vacías que creaban juegos de transparencia, a veces con espejos, que reflejaban las múltiples facetas de la mujer Prada.



Color cámel, corte midi con longitud hasta la rodilla…estos fueron los códigos que Miuccia Prada reinterpretó sin cesar, desmontando continuamente la idea convencional de la feminidad italiana. Combinada con una chaqueta larga tipo trench, esta falda es hoy en día una de las prendas más buscadas en el mercado de segunda mano.
El traje sporty, un emblema del chic funcional
En una de las colecciones más aclamadas de Miuccia Prada, un look destacó entre los otros: el del conjunto sporty presentado en azul grisáceo o amarillo verdoso. Un conjunto inspirado en los trajes tradicionales chinos, compuesto por un top de manga corta con cremallera y una falda plisada, que se adaptaba a la perfección a los movimientos del cuerpo.



El logo de Prada, como un sutil acento rojo, sublimaba este conjunto pensado para una mujer libre, emancipada de la mirada masculina. La colección, dominada por tonos naturales (arena, cemento, terracota), era una reivindicación vestimentaria: menos rendimiento y más reflexión. Este traje, muy codiciado por las fans de la moda, sigue siendo un ejemplo de compromiso tanto estético como político.
Miuccia Prada siempre ha sabido jugar con los códigos impuestos sin seguirlos ciegamente, haciendo que Prada sea mucho más que una marca, un mito dentro de los mitos. Si estas prendas atraviesan las décadas sin perder su fuerza, quizás sea porque no buscan solo agradar, sino que también incitan a la reflexión.
Artículo de Julie Boone.