Relegada a los años 2010, ridiculizada y olvidada, la zapatilla de cuña regresa de manera tan inesperada como espectacular. ¿Será una nueva moda pasajera o una rehabilitación duradera? Lo que está claro es que este calzado no deja a nadie indiferente. ¿Sabes por qué este regreso genera división?, ¿estás al corriente de las marcas que la ponen de nuevo en el centro de sus colecciones (empezando por Isabel Marant)?, ¿quieres saber cómo llevarla (o no) en 2025? ¡Pues aquí te lo contamos todo!
Es difícil hablar de zapatillas de cuña sin mencionar el modelo Bekett de Isabel Marant. Este calzado, icono de toda una época, se vendió en más de 200.000 ejemplares y conquistó los armarios de las It Girls del momento. Beyoncé la lució en el videoclip de Love On Top, A$AP Rocky la mencionó en Fashion Killa (2013), al igual que Dior o Goyard. ¡Nada más y nada menos!
Un retorno que divide
Al igual que el vestido de Hervé Léger, la zapatilla con cuña está asociada a todo un imaginario de principios de los años 2010: selfies con un sinfín de filtros Retrica, jeans super ajustados y el bolso Céline Luggage. Sin embargo, según el Índice Lyst, las búsquedas relacionadas con esta zapatilla se dispararon un +630 % en el segundo trimestre, haciendo que esta prenda figure entre los 10 artículos más buscados, junto a piezas igualmente controvertidas como las chanclas The Row, las Vibram FiveFingers o los mocasines de ante de Miu Miu.


Pero no es la primera vez que Isabel Marant vive un revival: en 2021 lanzó las Balskee, una versión más chunky y deportiva. El resultado no fue el esperado, pero desde el año pasado, el regreso parece consolidarse. La marca ha relanzado la Bekett y colabora incluso con Converse en una Chuck Taylor con cuña (190 €), mucho más accesible que la Bekett (590 €) o la Balskee (495 €).
Una vuelta sonada en las redes sociales
Pero esta vuelta no solo ha tenido lugar en las pasarelas durante las Fashion Weeks parisinas: las redes sociales han jugado un papel clave. En TikTok e Instagram, los videos de “revival de los 2010s” se han multiplicado. Creadoras de contenido como Marie Gaguech, MV Tiangue o Rubi Pigeon han lucido la zapatilla con cuña en looks intencionadamente nostálgicos, combinando pantalones vaqueros flare de tiro bajo, tops Y2K y pulseras grandes. Una especie de reapropiación irónica, pero sincera, de un segmento de la moda que se juzgó demasiado rápido como cringe.



El fenómeno ha alcanzado incluso a la Generación Z, que nunca llegó a usar este calzado en su época de mayor popularidad. Para ellos, la Bekett se ha convertido en un objeto vintage muy deseable. Una nueva prueba de que la moda es cíclica, pero que, sobre todo, disfruta jugando con sus propias paradojas.
Prendas de segunda mano para satisfacer a tu inner teenager
Si todavía tienes dudas sobre el regreso de la zapatilla con cuña, basta con echar un vistazo a las plataformas de segunda mano para confirmarlo. Las zapatillas de Isabel Marant, Ash, o de marcas más discretas como Steve Madden, se venden como churros en Vinted, Vestiaire Collective o incluso en Wallapop.
Y no se trata solo de una cuestión de presupuesto, aunque el aspecto económico juega un papel evidente. Con 590 € por una Bekett nueva y casi 500 € por las Balskee, estos modelos siguen siendo poco accesibles. Es, sobre todo, que la segunda mano se ha convertido en un medio para satisfacer un deseo de compra insatisfecho, que a veces dura desde hace diez años. Para muchas, es la oportunidad de satisfacer una frustración de adolescente: la de no haber poseído este par de zapatillas tan codiciadas en su momento.


Pero, nostalgias aparte, este regreso a través del vintage también refleja una evolución de las mentalidades. Comprar productos de segunda mano ya no se ve solo como una elección económica, sino como un acto consciente y comprometido. Las prendas antiguas y auténticas se valoran cada vez más. Además, es una manera de reapropiarse de una tendencia sin caer en la trampa de lo nuevo a toda costa, inscribiendo la compra dentro de una lógica más sostenible.
Habrá que ver si esta vuelta se mantiene en el tiempo o si el entusiasmo se agota una vez que pase la ola de nostalgia. Mientras tanto, es el reflejo de una realidad: hoy en día, la moda ya no busca borrar sus errores, sino que los reivindica con orgullo.
Artículo de Julie Boone.