Giorgio Armani, conocido como “el Maestro” en el mundo de la moda, ha fallecido a los 91 años, dejando tras de sí un imperio multimillonario. Aunque ha sido enterrado con total discreción en su ciudad natal, los homenajes se han multiplicado por todo el mundo. Aquí repasamos una carrera que redefinió los códigos del traje y del glamour a la italiana.
Un concepto de la indumentaria único
Giorgio Armani se ha mantenido al mando de su marca hasta el último momento. A los 91 años, seguía dirigiendo su imperio con mano de hierro, encarnando la idea de un creador total: el que controla cada línea, cada tejido, cada silueta. Su concepto del traje, que comenzó a reinterpretar desde los años 80, sigue siendo una de las mayores revoluciones de la historia de la moda contemporánea. Frente a la rigidez masculina heredada de décadas anteriores, Armani supo imponer una elegancia fluida. Su concepto del power dressing (autoridad y refinamiento) cimentó su éxito, en una época en la que las fronteras de género empezaban a diluirse en el mundo de la moda.



Basta con hacer un repaso de sus desfiles más emblemáticos para percibir, más allá de las temporadas, la constancia de su visión. Para la primavera/verano de 1996, la rigidez ya cedió por completo ante la fluidez, con tejidos que parecían deslizarse sobre la piel, creando un efecto casi líquido. En 1999, las referencias se desvanecieron con una puesta en escena desconcertante y divertida: las modelos desfilaron de dos en dos, como reflejos en un espejo. Una imagen que retomará dos años después. Finalmente, en 2008, su imaginación se aventuró hacia otros horizontes, con matices bohemios y piratas: los pantalones de pinzas se transformaron en pantalones amplios y etéreos, la paleta cromática se redujo a lo esencial (azul, arena, blanco y negro), y los accesorios se acumularon sin sobrecargar, dibujando siluetas libres.



El cine, su otra pasarela
Pero Armani no era solo un maestro de las pasarelas. También fue un artista del estilo en la pantalla. En 1980, cuando su marca tenía apenas cinco años, diseñó el vestuario completo de Richard Gere en American Gigolo. El traje, fluido pero de corte impecable, transformó al actor en un sex-symbol y convirtió a Armani en un creador de culto a nivel internacional. Sin embargo, la fuerza del traje Armani no residía solo en su corte magistral, sino, sobre todo, en su capacidad de revolucionar el orden establecido, creando una masculinidad moderna.


Esta unión con Hollywood nunca se rompió. En 1978, Diane Keaton subió al escenario para recibir su Oscar vestida con un blazer y una falda plisada de Armani, desafiando los códigos tradicionales de la feminidad en la alfombra roja. En 1981, Grace Jones apareció en la portada de su álbum Nightclubbing con una chaqueta de grandes hombreras de la marca italiana. En 1990, Julia Roberts participó en los Golden Globes con un traje gris de Armani: un look que se convirtió en icónico y que sigue inspirando a una nueva generación de actrices. Lejos de los habituales vestidos ceñidos, este look encarnó la estética del “louche suiting”, una mezcla sutil entre informalidad y sofisticación.
Incluso las películas más recientes siguen bajo la influencia de Armani. Para “El lobo de Wall Street”, la directora de vestuario, Sandy Powell, revisó los archivos de Armani de los años 90 con el acuerdo del propio creador. Así, Leonardo DiCaprio apareció en pantalla con tan solo dos trajes de la marca italiana, pero la sombra del estilo Armani planeaba sobre toda la estética del personaje. En 2024, en Cannes, Hunter Schafer revisitó el mito de Cenicienta con un vestido palabra de honor irisado de la colección Armani Privé Primavera 2025. Quince años después de su creación, la línea Armani Privé sigue en sintonía con su época.
Un legado lleno de vida
Desde el anuncio de su muerte, el pasado 4 de septiembre, la moda parece sumida en un estado de duelo. En las plataformas de segunda mano, sin embargo, la efervescencia es total: las búsquedas de piezas vintage firmadas por Armani se han disparado, tanto en Europa como en Estados Unidos, como si ahora todo el mundo quisiera poseer un fragmento del creador.
Hace apenas unos meses, la marca Giorgio Armani celebraba sus 50 años. Un aniversario que, si lo pensamos bien, suena como un testamento. Pocos creadores han logrado mantener una coherencia semejante en toda su obra. Su estética nunca ha cedido a los cantos de sirena de lo ostentoso ni a las tendencias pasajeras. Hoy, esta marca y su creador siguen siendo sinónimo de elegancia. El Maestro ha fallecido, pero su obra, en cambio, sigue desfilando.
Artículo de Julie Boone.