Icono de la música pop de los años 90, Victoria Beckham ha sabido utilizar su notoriedad como nadie. De integrante de las Spice Girls a diseñadora de moda reconocida, pasando por su etapa como WAG (Wives and Girlfriends) mediática, la que fuera la Posh Spice ha logrado consolidarse como una mujer de negocios imparable
Un icono de ayer y de hoy
Antes de convertirse en la diseñadora respetada que es hoy en día, Victoria Beckham exploró una infinidad de estilos. Sin embargo, hay algo que siempre ha conservado: su estatuto de icono indiscutible, mantenido a pesar de una exposición mediática a menudo excesiva.
Todo comenzó en los años 90 con las Spice Girls. La más conocida como “Posh Spice” lucía trajes de chaqueta negros, vestidos ajustados y una impecable melena recta. Una elegancia sofisticada con la que Victoria Beckham se impuso desde el inicio, convirtiéndose en la encarnación de un chic británico inconfundible incluso dentro del colorido y desenfadado universo pop del grupo.


En aquella época, su estilo oscilaba entre las influencias del streetwear y el minimalismo de los años 90. La entonces cantante lucía tanto pañuelos anudados, zapatillas y pantalones baggy, como looks más depurados: minifaldas, abrigos de piel sintética o conjuntos que evocaban irresistiblemente a Rachel Green en Friends.
En los años 2000 su estilo dio un giro radical. Victoria Beckham adoptó una estética de “guapa sin cerebro”, pero con un claro gusto por el lujo: vestidos cortos y llamativos, bronceado impecable y su inconfundible melena bob asimétrica. Perseguida constantemente por los paparazzi, jamás salía sin unas gafas de sol XXL. Gran coleccionista de bolsos Hermès, lucía muy a menudo modelos icónicos, sobre todo los de la era Jean-Paul Gaultier. Entre los más recordados, un Birkin de cocodrilo en tono burdeos y una rara versión “baguette”.


Es también en esta época que, como esposa de David Beckham, Victoria entró de lleno en la muy mediática categoría de las WAGs (Wives and Girlfriends de futbolistas). Sus imágenes en las gradas, con los niños en brazos y montada en tacones vertiginosos, se convirtieron en el material predilecto de los periódicos sensacionalistas.
De WAG a aguerrida mujer de negocios
Aunque durante mucho tiempo Victoria Beckham fue percibida como un icono pop, la Spice Girl supo dar el salto al mundo de los negocios en un sector que rara vez otorgaba legitimidad a las celebridades, creando en 2009 su marca homónima. Una línea de ropa de estilo completamente distinto al que ella había lucido hasta entonces, en la que el brillo y lo llamativo daban paso a un minimalismo elegante.
Las primeras colecciones sorprendieron: minivestidos de corte impecable, paletas sobrias y líneas precisas que marcaban el tono. Muy pronto, su marca pisó las pasarelas de la Fashion Week de Nueva York, donde logró conquistar tanto a los críticos como a los compradores. La acogida del público fue positiva, pero lo que realmente importaba era la opinión de los profesionales. Incluso Anna Wintour, implacable papisa de la moda, reconoció su seriedad, un gesto de aprobación que en el sector de la moda equivalía a una validación oficial.
Diez años después, Victoria Beckham dio un nuevo paso con el lanzamiento de Victoria Beckham Beauty, cuyos productos fueron alabados por su calidad. Con ello demostró que ya no era solo una estrella reconvertida, sino toda una mujer de negocios consolidada.
El lado oscuro de la fama
Pero detrás de una imagen impecable, Victoria Beckham esconde un recorrido marcado por una exposición mediática extrema. Un lado oscuro de su carrera que ahora sale a la luz en un documental recientemente estrenado en Netflix.
En él descubrimos a una mujer que, durante años, fue el blanco preferido de la prensa amarilla británica. Seguida, acosada y juzgada por su apariencia, sus decisiones y su maternidad, Victoria Beckham sufrió un trato mediático que en aquel entonces era habitual para las mujeres famosas. Otros iconos como Kate Winslet o Britney Spears también experimentaron esta violencia, a menudo normalizada.

A pesar de que muchos seguían considerándola como una mujer-objeto, ella tomó la iniciativa de lanzar su propia marca de ropa en 2009. Sin embargo, esto no consiguió acallar las críticas, ya que a algunos les costaba aceptar que una antigua pop-star pudiera convertirse en una diseñadora de moda legítima.
Pero en este documental, Victoria también revela aspectos más íntimos de su vida, como los trastornos alimentarios a los que tuvo que enfrentarse. Un testimonio lleno de fuerza, impulsado por su voluntad de prevenir y dar visibilidad a temas que durante mucho tiempo fueron silenciados en el mundo del espectáculo. Así, este icono de la música y de la moda, se muestra más vulnerable, pero también más humana, lejos de la imagen de mujer fría que los medios han construido a su alrededor.
Pop-star o WAG, icono de moda o empresaria, Victoria Beckham ha sabido imponer su visión y su voz en todo lo que hace. Con esta reciente serie documental, revela una faceta más íntima de su trayectoria, oculta durante mucho tiempo. Un relato que nos permite admirarla por su estilo o su carrera, pero también identificarnos con su fuerza y su vulnerabilidad.
Artículo de Julie Boone.