Reservado a la intimidad del dormitorio durante mucho tiempo, el pijama se viste ahora para salir a la calle. De algodón con estampado de rayas, de seda delicada o de satén brillante, los conjuntos de interior abandonan el hogar para desfilar en la calle, en la oficina y, sobre todo, en las pasarelas. Símbolo de comodidad, esta prenda íntima se convierte en una de las tendencias principales de la temporada.
De la intimidad del dormitorio a los focos de las pasarelas
¿Quién hubiera imaginado hace unos años que esa pesadilla infantil de llegar a la escuela en pijama se convertiría en una de las tendencias más chic de las pasarelas? Desde hace varias temporadas, las prendas de interior se han colado en los desfiles, hasta convertirse en verdaderas protagonistas del vestuario contemporáneo. Lejos de la imagen cosy del pijama de felpa, esta prenda reaparece ahora en una versión de algodón con un espíritu old money. También de seda delicada, como si fuera un camisón con bordados y encaje, recordando las siluetas de los años 30. El pijama sale a la calle no para poner fin a la elegancia, sino para redefinirla.



Ponerse un pijama para salir no es símbolo de dejadez o pereza, ya que requiere cierta maestría. ¿Cuál es la clave? La mezcla de estilos. Un pantalón de pijama se vuelve sofisticado al combinarlo con una chaqueta de traje masculina; un camisón con botones es un bonito vestido bajo un trench fluido; un camisón lencero se lleva de día con bailarinas o de noche con slingbacks. En cuanto a los accesorios, el secreto está en un bolso pouch, unas gafas maxi y una acumulación de joyas.
En las pasarelas de las colecciones Primavera-Verano 2026, el camisón lencero es una prenda clave para Victoria Beckham y Vaillant, que lo ha convertido en una de sus piezas icónicas a lo largo de las temporadas. Dolce & Gabbana, por su parte, apuesta por un pijama de algodón ligeramente clásico. Su desfile, además, sirvió de escenario para una escena de la próxima película «El diablo se viste de Prada 2».
El pijama está oficialmente de paseo por las calles. Una tendencia que se ha consagrado definitivamente gracias a la campaña Otoño-Invierno 2025 de Prada, protagonizada por Kendall Jenner.
Un regalo perfecto para la próxima Navidad
Si el pijama ha invadido las pasarelas, es también el candidato ideal para ocupar un lugar a los pies del árbol de Navidad. La modelo e influencer Léa Jul, popular por sus acertadas recomendaciones, ya ha sugerido dos marcas de pijamas ultra selectas: la italiana Schostal, especialista en algodón de alta calidad, y la boutique parisina Rubirosas, verdadero templo de los pijamas. Incluso Alice Moitié, fotógrafa y también influencer, recomienda un pijama de la firma italiana.


Pero antes de convertirse en una tendencia en Europa, el fenómeno ya estaba firmemente instalado al otro lado del Atlántico. En Estados Unidos, desde hace varios años, los adolescentes acuden al instituto en chándal o en pijama. Un look que, aunque sea mucho más informal, reivindica la comodidad y rechaza ciertos signos de distinción. Una forma de vestir unisex que convierte cada prenda de interior en un terreno neutro y en un espacio igualitario.
Una prenda reivindicativa: ¿qué proclama esta tendencia?
Si hoy en día el pijama se lleva también fuera de la cama, no es solo por su lado práctico. Esta prenda se ha convertido en el espejo de una generación que valora la comodidad. Desde la pandemia, nuestra relación con la ropa ha cambiado. El traje estricto y la camisa impecable han sido dejados de lado, para hacer visibles otras prendas que rechazan las restricciones y permiten moverse sin oprimir.


Pero la fuerza de esta tendencia reside sobre todo en la exposición voluntaria de lo que habitualmente pertenece a la intimidad. Llevar el pijama a plena luz del día equivale a desvelar una parte de uno mismo que suele ser secreta. Una moda que se refleja también en los pequeños peluches que se cuelgan de los bolsos.
En definitiva, el pijama está redefiniendo profundamente nuestra forma de vestirnos, borrando la frontera entre lo privado y lo público, entre la rigidez y la relajación, entre lo femenino y lo masculino, entre la edad adulta y la nostalgia infantil. Una prenda que sigue la línea de una moda más fluida, más inclusiva y, sobre todo, menos sujeta a unas normas rígidas. Confinado durante mucho tiempo a la oscuridad de las noches, ¡el pijama tiene por delante un futuro muy soleado!
Artículo de Julie Boone.








