Oculto durante mucho tiempo bajo nuestra ropa, el sujetador ha ido saliendo de nuevo a la luz en las últimas temporadas. Ya no se esconde ni se camufla cuidadosamente bajo tejidos opacos, sino que se asume plenamente, integrándose tanto en los outfits de cada día como en los looks de las pasarelas. Lo que antes se habría percibido como una falta de gusto, se ha convertido ahora en un auténtico gesto de afirmación. Mostrar el sujetador ya no es un error de estilo: refleja la vuelta a ciertas tendencias retro, la reinterpretación de los códigos llamados «femeninos» y el deseo de retomar el control de la propia imagen. En definitiva, es una elección y, sobre todo, una manera de vivir su propio cuerpo con mayor libertad.
Derribar los códigos de la feminidad tradicional
Redefinir la llamada “feminidad clásica”, derribar los códigos sociales que parecen más sólidos y devolver el poder a prendas durante mucho tiempo asociadas con la sumisión: estos son los hilos conductores del trabajo de Miuccia Prada. Tras haber convertido el delantal, símbolo por excelencia del trabajo doméstico, en una pieza clave de la colección Primavera-Verano 2026, la diseñadora italiana se centra ahora en el sujetador. Más concretamente en el bullet bra, un modelo cónico nacido en los años 40 y popularizado en la década siguiente por figuras como Marilyn Monroe.
En Miu Miu, durante el desfile Otoño-Invierno 2025, los pechos puntiagudos se marcaban bajo los tops. Una tendencia que formó parte integral del paisaje de la moda a mediados del siglo XX, pero que hoy en día resulta claramente discordante. Y es precisamente ese desfase lo que interesa a Miuccia Prada.
En la actualidad, la lencería se presenta más como una «segunda piel», casi invisible, como prueba el éxito fulgurante de Skims. Miuccia Prada, en cambio, opta por la exageración allí donde la tendencia aboga por la discreción. Llevar y mostrar un bullet bra en 2025 es una alternativa, una manera de recordar la historia de esta prenda cargada de significado, que ha sido tanto una herramienta de opresión como un símbolo de emancipación.
Aunque durante un cierto tiempo el sujetador se ha estado diseñando para desaparecer, confeccionado con materiales discretos o en tonos nude que lo fundían con la piel, en la actualidad, cada vez más diseñadores lo conciben como una verdadera prenda del dressing femenino. Al igual que el pijama, que ahora se lleva tanto de día como de noche, en privado o en público.
De la ropa interior al primer plano
En Fancì Club se lleva con una falda de tubo, o bajo una chaqueta oversize al estilo de The Attico. También puede combinarse con un top transparente para que se insinúe sutilmente. Para una fiesta nocturna, opta por el satén, el cuero o incluso bordado con strass para un efecto muy llamativo. Una visibilidad que para muchas mujeres no es solo una cuestión de moda, sino que se ha convertido en una manera de reconciliarse con su propio cuerpo. La influencer Lilas Villeneuve, por ejemplo, reivindica abiertamente su derecho a mostrar sus sujetadores. Incluso los ha convertido en su sello personal.
Pero no siempre es necesario mostrarlos completamente para causar impacto. Un tirante que asoma o un hombro que se descubre ligeramente no son detalles casuales. A pesar de lucir un encanto discreto, están perfectamente controlados y transforman cualquier look.
Si el sujetador aparece por todas partes en las últimas temporadas, no es únicamente el reflejo de una tendencia pasajera. Representa un verdadero cambio en la manera de vestirnos, de percibirnos y de permitirnos vivir plenamente nuestro cuerpo. El sujetador, ahora visible, expresa un deseo de libertad, de apropiación y de afirmación personal. Ya no se oculta tras la ropa o las convenciones; al contrario, reivindica tanto su lugar como el de todas aquellas que lo llevan con confianza.
Así, la prenda íntima deja de ser discreta, y el sujetador ya no es solo ropa interior: es el foco de atención de un espacio creado especialmente para brillar.
Artículo de Julie Boone.
