Aunque siempre se los haya asociado con las cocinas, los talleres o las trastiendas, el delantal y la bata ya están conquistando las pasarelas, dejando de lado su función protectora para convertirse en verdaderos manifiestos políticos. De Miu Miu a Ashley Williams, la moda rinde homenaje a quienes los llevaron no por coquetería, sino por necesidad, y los consagra un lugar privilegiado en una época que tiende a despreciar los oficios manuales.
Una prenda práctica que deja el hogar para conquistar las pasarelas
Miu Miu ha abierto el desfile de su colección primavera-verano 2026 con la actriz Sandra Hüller que, con un paso bien afirmado, lucía un look sutilmente disonante. Sobre las múltiples capas de ropa (una camisa, un jersey y una chaqueta oversize), aparecía un delantal azul con bolsillos laterales, último bastión de un vestuario práctico con un claro estilo marinero.
Asociado muy a menudo a los oficios de la restauración y de la artesanía (cocineros, ceramistas, zapateros, camareros…), el delantal adquiere una dimensión diferente, casi sagrada. La marca italiana transforma incluso el delantal metálico del carnicero, símbolo de protección y resistencia, adornándolo con bordados de colores que dejan entrever la piel bajo la prenda.



Pero la referencia no se limita al mundo profesional. En el hogar, el delantal y la bata también han encarnado el trabajo doméstico durante décadas. Sin embargo, Miu Miu revoluciona los arquetipos de la bata de flores de las abuelas, del uniforme negro de las criadas o de la bata del ama de casa. El delantal ya no está hecho para proteger de las manchas. Ahora se lleva directamente sobre la piel, como una prenda cargada de reivindicaciones.



Miuccia Prada, fiel a su gusto por las paradojas, no quiere glorificar a las amas de casa (para desgracia de la tendencia Mob wife). Más bien al contrario: extrapola estas prendas de su marco doméstico y las hace desfilar sobre la pasarela. Este gesto, a la vez conceptual y político, rinde homenaje a las mujeres que las llevaron por necesidad, estableciendo al mismo tiempo una nueva forma de reivindicación femenina. Además, las mesas de formica de colores que sirven de asientos para los invitados refuerzan el paralelismo entre un interior doméstico y la estética del desfile.
Las siluetas abultadas, a veces poco favorecedoras, evocan una lucha obrera estilizada y recuerdan la sensibilidad política de la diseñadora, conocida por su pasado de militante comunista.
Una tendencia que va más allá de Miu Miu
Pero el regreso del delantal y de la bata no se limita al imaginario de Miuccia Prada. Antes de la Fashion week de París, otras marcas ya habían reactualizado estas prendas prácticas. Por ejemplo, en la marca londinense Ashley Williams, adoptan un aire pop y girly, combinadas con otros elementos del vestuario «de la mujer mayor», como los zapatos ortopédicos.



Sin esperar a esta temporada, la moda ya se había apropiado del delantal: Maison Margiela propuso en 1997 una versión de cuero anudada a la cintura; Vetements, en 2016, lo transformó en un uniforme irónico junto a la célebre sudadera Titanic; R13 (primavera 2018) y Dolce & Gabbana (otoño-invierno 2020) lo reinterpretaron a su vez, confirmando esa fascinación por las prendas utilitarias descontextualizadas.



En cambio, en las redes sociales, aunque va ganando terreno, la tendencia sigue siendo discreta. Está presente sobre todo en perfiles de creadoras o artesanas que conservan su delantal para hacerse una foto, ya no como protección, sino como auténtico signo de identidad. Es el caso de la chef Alice Moireau o de Candice Margaux Hauss, fundadora del Studio Haust, que convierte uno de sus manteles en delantal. Un gesto simple pero muy simbólico que deja huella.
Sacando estas prendas de su contexto original, los diseñadores celebran la fuerza serena de lo cotidiano. Pero eso no es todo. Consiguen añadir una nueva utilidad a la bata y al delantal: ya no solo cuentan una historia o protegen, también sirven para rendir un tributo sincero a quienes los llevaron antes que nosotros. Dos prendas versátiles que se pueden llevar por necesidad, como homenaje o por puro atractivo estético, pero que tienen aún muchas cosas que decir.
Artículo de Julie Boone.








