Es una nominación que dice mucho sobre el momento que atraviesa la moda. Meryll Rogge, diseñadora belga aún poco conocida, acaba de asumir la dirección de Marni, una marca italiana famosa tanto por su savoir-faire como por su espíritu lúdico. Sucede en el puesto a Francesco Risso, que ocupó el cargo durante casi diez años. Su nombramiento marca un nuevo capítulo para la marca y aporta un soplo de aire fresco a una industria donde las mujeres siguen teniendo dificultades para acceder a los puestos de dirección artística.
Una experiencia transatlántica
El grupo OTB (propietario de marcas como Diesel, Maison Margiela, Jil Sander o AMIRI) solo cuenta con una mujer al frente de la dirección artística de una de sus principales firmas: la recién llegada Meryll Rogge. También es una de las pocas mujeres que dirigen una marca que no han creado ellas mismas, algo poco común en la industria de la moda. Aunque sigue siendo poco conocida por el gran público, su trabajo ya ha sido ampliamente elogiado por la crítica. Y la verdad es que no es para menos: esta diseñadora impone una visión libre de la moda, llena de humor y de referencias artísticas.



Graduada de la Real Academia de Bellas Artes de Amberes, Meryll Rogge comenzó su carrera en Nueva York con Marc Jacobs, formándose antes de regresar a Europa para unirse a Dries Van Noten (uno de los célebres «Seis de Amberes») como responsable del diseño de las colecciones femeninas. En esta etapa, la diseñadora desarrolló y pulió su gusto por los estampados y por los sutiles juegos de contrastes, al mismo tiempo que colaboraba en la línea de belleza de Dries Van Noten. En una entrevista para Vogue Business, Meryll Rogge declaró que le gustaba «pensar para otras marcas»: una manera de concebir la moda como un diálogo.
Esto no impidió que en 2020 la belga lanzara su propia marca epónima, ganando el premio Emerging Talent of the Year en los Belgium Fashion Awards en 2021. Además, fue nombrada Diseñadora del Año en 2024, convirtiéndose en la primera mujer en recibir esta distinción. En junio de 2025, obtuvo el prestigioso Grand Prix de la ANDAM, lo que confirma su estatus como una de las mejores creadoras actuales. Así, su nombramiento como directora artística de Marni es casi una consagración lógica: premia un recorrido construido paso a paso, entre recompensas destacadas y reconocimiento por parte del exigente mundo de la moda. Una validación definitiva en un sector donde estos puestos altamente simbólicos siguen siendo fundamentales, sobre todo para una mujer.
Un estilo muy característico
En su colección otoño-invierno 2025, Meryll Rogge se ha inspirado en el artista Gordon Matta-Clark y en una antigua tienda de papeles pintados de su ciudad natal, Gante. El resultado es un vestuario construido como un collage viviente. Motivos florales, cuadros, bloques de color turquesa, rojo, marrón y violeta. Los colores y los estampados chocan entre sí creando siluetas muy llamativas, en las que el volumen se expresa a través de lazos, superposiciones y cortes inesperados.



Una prenda despierta la curiosidad: un pantalón que deja ver lo que hay debajo gracias a una abertura invertida, casi como un delantal llevado al revés. A través de estos juegos de capas, la diseñadora ilustra el paso del tiempo, como si fueran papeles pintados pegados unos sobre otros a lo largo de los años. También es un guiño a su compromiso con la sostenibilidad, ya que trabaja con excedentes de stock y practica el upcycling. Un enfoque de la moda en plena sintonía con el espíritu de Marni, marca italiana comprometida con una producción responsable y local, llevada a cabo en sus propios talleres.
¿Cuál es el futuro de Marni?
Marni atraviesa un momento decisivo en su historia. Aunque está en pleno crecimiento, la marca tiene dificultades para competir con las otras firmas del grupo OTB, sobre todo con Maison Margiela o Diesel, que se encuentran en plena ascensión. Fundada en 1994, Marni logró imponerse rápidamente a nivel internacional, con boutiques transformadas en galerías o residencias de artistas, muy alejadas del concepto clásico de tienda.

Más que un simple label, Marni es un terreno de juego para los artistas y para los estilistas, pero también para los clientes. Una marca con una identidad muy fuerte, alimentada por referencias a la infancia, colores intensos y un reconocido saber hacer italiano. La llegada de Meryll Rogge promete reavivar esa llama con un enfoque lúdico de la ropa. Una dirección artística que parece hecha a medida para esta marca iconoclasta que no podemos perder de vista…
Artículo de Julie Boone.