La despedida de Demna de Balenciaga 

Jul 11, 2025 | Brands, Fashion

Tras varios años marcados por la provocación y lo absurdo, Demna deja Balenciaga. Su último desfile de alta costura, presentado en los salones históricos de la avenida George V, es el acto final de una era. Un canto de cisne que coincide con un relevo estratégico.


Una galería de siluetas hollywoodenses

Para su última colección de alta costura, Demna ha vuelto a hacer uno de sus ejercicios favoritos: crear un teatro de personajes. En la intimidad de los salones históricos de la marca, el diseñador convocó a toda una serie de figuras cinematográficas: estrellas de Hollywood, hombres de negocios anónimos, agentes de seguridad.

Sus siluetas son tan desproporcionadas como siempre: trajes el doble de grandes, con hombros XXL acolchados, acompañados de bolsos de cuero rígido con una especie de armadura, pensados para resistir a las tormentas de la vida. El vestuario se construye con una multitud de cuellos, todos extravagantes, hasta llegar a la apoteosis final: un cuello tan alto que forma una capucha, envolviendo el rostro en un capullo de tela con un aire totalmente dramático. 

Los vestidos negros impresionan por su amplitud, haciendo eco del legado arquitectónico de Cristóbal Balenciaga. En el extremo contrario, vestidos de gala de tonos ácidos (rosa empolvado, amarillo pollito, azul celeste) desfilan como muñecas de porcelana bajo los focos.El humor nunca está lejos: un conjunto de tela encerada con flores, acompañado por un bolso del mismo estampado, rinde homenaje a los manteles de la abuela de Demna, recordando que incluso en la alta costura, lo kitsch puede volverse sublime.

Un emotivo acto final

Una lista de nombres suena de fondo, los de los colaboradores de Demna, seguida por el tema No Ordinary Love de Sade, que cierra todo un capítulo que ha durado 10 años. Si las puertas de la marca francesa se cierran poco a poco tras Demna, es solo porque del otro lado, otra casa prestigiosa, esta vez italiana, despliega la alfombra roja para acogerle. Estamos hablando de Gucci. El pilar del grupo Kering atraviesa serias dificultades y el grupo confía en la irreverencia del georgiano para darle una nueva vida. Una apuesta arriesgada, pero asumida. En su lugar, será Pierpaolo Piccioli quien tome las riendas de Balenciaga a partir de la próxima temporada, tras su éxito tanto crítico como comercial al mando de Valentino. Pero antes de que empiece este nuevo capítulo, queda el acto final de Demna.

Un elenco de invitados prestigiosos

Para este último desfile, solo un grupo de selectos invitados ha tenido el honor de asistir. Kim Kardashian ha desfilado entre ellos, encarnando a una Elizabeth Taylor idealizada, con unos pendientes que pertenecieron a la actriz, un vestido nude pegado al cuerpo y un abrigo de visón sobre los hombros. A su lado, Naomi Campbell, Isabelle Huppert, Michelle Yeoh o Dolly Parton. Todas representando arquetipos perfectamente calibrados.

Entre los invitados, una lista de caras conocidas: Aya Nakamura, sentada entre Katy Perry y Cardi B. No muy lejos Nicole Kidman y Lorde ocupan un lugar privilegiado. Anna Wintour, imperturbable detrás de sus gafas oscuras, asiste al espectáculo con la solemnidad de las grandes ocasiones.

Como saludo final, Demna recorrió las salas con paso decidido, repartiendo besos a los invitados, pero reservando un único abrazo para François-Henri Pinault, CEO de Kering, con quien se dispone a escribir una nueva página de la historia en Gucci.

Balenciaga tras el terremoto Demna 

Durante diez años, Demna ha hecho saltar por los aires las convenciones de la alta costura, imponiendo un lenguaje brutal, irónico, a veces incómodo, pero muy en sintonía con su época. Entre moda y resultados, su visión de Balenciaga ha dado mucho de qué hablar. Pasarán a la historia sus siluetas postapocalípticas, sus castings fuera de lo común y su capacidad para poner patas arriba el orden establecido. Pero también, y sobre todo, su habilidad para hacer que la alta costura exista en el presente. 

Con este último desfile, el diseñador georgiano cierra un paréntesis que ha redefinido los contornos de lo «cool» en la moda contemporánea. Su marcha no solamente clausura un ciclo en Balenciaga: es el final de una época, de un momento cultural y social en el que la provocación funcionaba como motor creativo. Con Piccioli, la alta costura podría dejar atrás lo estridente para lucir la elegancia de un susurro. Aunque, al frente de Balenciaga, incluso el silencio hará ruido.

Artículo de Julie Boone