La gorra militar: siempre al servicio de la estética

Sep 1, 2025 | Culture, Fashion

Visera corta, flexible o más rígida, la gorra militar vuelve a entrar en acción. Sin embargo, ya no se limita al tradicional estampado de camuflaje: cuadros Vichy, rayas o tonos vivos visten ahora este accesorio lleno de historia. Un complemento que, generación tras generación, sigue atravesando épocas sin pasar de moda. Un clásico que sigue ganando popularidad.

Breve historia de la gorra militar

La gorra apareció en las filas del ejército en el siglo XIX. Utilizada en un principio por los soldados de las clases populares, conquistó más tarde a los oficiales, cansados de los sombreros rígidos y voluminosos entonces en uso, como el shako o el kepi.

Con su corte flexible y su diseño depurado, la gorra «blanda» se impuso como una alternativa práctica y funcional, ya que es fácil de plegar y se guarda fácilmente en un bolsillo del pantalón. Sin embargo, su aparente simplicidad esconde una gran eficacia en el terreno, y su diseño se puede adaptar a las zonas geográficas, a los rangos y a las condiciones del terreno. 

En Francia, el modelo más emblemático es una mezcla entre el modelo 69 —estándar del ejército— y el modelo F1, ambos diseñados para operaciones al aire libre. Apodada «gorra de los castigados» por los propios militares, también se la conoce como «gorra de trabajo» o «gorra de los mecánicos», en referencia a su uso cotidiano sobre el terreno.

Aparte del ejército francés, este tipo de gorra también se convirtió en un importante símbolo político. Los regímenes comunistas de China, de Cuba o de la URSS la adoptaron como accesorio del uniforme, casi siempre en color caqui y adornada con una estrella roja (símbolo de la ideología socialista). Una dimensión simbólica que ha contribuido a forjar el mito de la gorra militar.

Una actualización precisa

De las trincheras a las pasarelas, a veces solo hay un paso. Hoy en día, la gorra militar vuelve al frente de la moda, lejos de los terrenos militares, colándose en los desfiles y en los looks más sofisticados.

Un claro ejemplo ha sido el desfile Louis Vuitton Homme primavera-verano 2024, concebido por Pharrell Williams. El cantante y director artístico reinterpreta el estampado de camuflaje en una versión neo-gráfica, más urbana que militar, dando el protagonismo a una gorra a medio camino entre la gavroche parisina y el tocado militar. Una prenda que confirma que el accesorio no ha perdido su poder evocador. Es más, se ha convertido en una pieza clave de la colección, moviéndose entre cultura popular e imagen bélica y con un gran atractivo comercial.

Además, la calle se une a la tendencia. La creadora de contenido francesa Zoé Guyot aparece a menudo con este tipo de gorra, reinterpretada a su manera: de rayas, de colores, adornada con pins (incluida la ineludible estrella roja), la combina con prendas streetwear como unas Converse, una chaqueta Carhartt, pantalones anchos… Todo ello conforma un look que une influencias militares, obreras y urbanas.

La military fever

Pero la gorra militar no es un caso excepcional. Su vuelta se inscribe en una tendencia más amplia: el regreso del vestuario militar a la moda contemporánea. Cazadoras de aviador, camisas de camuflaje o parkas… estas prendas, asociadas habitualmente con lo militar, se han integrado en nuestro vestuario cotidiano hasta volverse casi corrientes.

Un cambio que refleja una evolución más amplia: la ropa militar ha ido perdiendo poco a poco su carga bélica para convertirse en un símbolo diferente. El caqui ya no representa la autoridad, sino la utilidad. El estampado de camuflaje se aleja de su objetivo inicial, que era pasar desapercibido, para afirmarse en el espacio público.

Sin embargo, tras esta banalización se esconde una realidad más compleja: la creciente militarización del mundo, muy presente en la actualidad. En reacción, la moda se apropia de estos símbolos y los invierte. Así, llevar una gorra de soldado se convierte en un acto paradójico: una manera de transformar una prenda concebida para el conflicto en un símbolo de paz. El vestuario militar se reinventa para vestir a los civiles que necesitan fuerza, que buscan una identidad o que quieren demostrar resistencia.

De los cuarteles a las pasarelas, la gorra militar demuestra que es mucho más que un simple accesorio práctico. Funcional, política, de moda o incluso militante, sigue reinventándose, afirmando que, claramente, todavía tiene mucho que decir.

Artículo de Julie Boone