Los tonos neón se imponen como uno de los fenómenos más sorprendentes de las últimas temporadas. Una vuelta que nadie esperaba y que marca el retorno de la moda a unas décadas marcadas por el exceso. Su regreso, lejos de ser anecdótico, refleja el deseo de romper con la discreción que se ha ido generalizando poco a poco, reconectando al mismo tiempo con una forma de expresividad cromática.
El maximalismo de los 80 vuelve a las pasarelas
Estridentes y llamativos, los colores neón vuelven a estar presentes en nuestros looks desde hace varias temporadas. Su regreso refleja un cambio de sentido en la moda: el deseo de romper con varias temporadas marcadas por el beige y las siluetas sobrias. Así, los colores neón son una manera de poner fin al quiet luxury y de afirmarse en un paisaje saturado de imágenes estandarizadas.
Los años 80 se imponen de nuevo, tras haber permanecido durante mucho tiempo ocultos bajo la hegemonía de los 90 y del Y2K. La silueta del 2026 se caracteriza por hombreras angulosas, cueros brillantes, faldas de tubo y la famosa silueta en forma de «V», sello distintivo de esta década. Diez años durante los cuales coexistieron dos universos casi antagónicos: por un lado, las cazadoras negras, el cuero grueso, el denim resistente y una actitud dura, casi propia de un thriller; por otro, la estética enérgica del aeróbic, con sus tonos fluorescentes, el nailon, la licra brillante y una banda sonora muy pop.
Este contraste, que formaba ya parte del pasado, inspira hoy en día a marcas como Saint Laurent o Vaquera, que retoman la exuberancia de los años 80 y recuperan los cortes y los tonos estridentes en sus nuevos looks.
La era «cunti cunta »: cuando el kitsch se convierte en un lema
Pero eso no es todo. Una década más reciente, la de los años 2010, vuelve también con fuerza, sobre todo en las redes sociales. Una época en la que los tonos llamativos invadían todas las siluetas y en la que nada escapaba a la saturación cromática. Off-White, Balenciaga y Philipp Plein explotaron plenamente los colores eléctricos, haciendo del neón un elemento central de sus colecciones y de su identidad visual durante la década pasada.
El «cunti cunta», una expresión creada por Loeva, cofundadora de las JUDE Party, cristaliza también una nueva forma de abordar el neón. Un estilo que se opone frontalmente a la clean girl: vestido asimétrico amarillo ácido, minishort y bañador fluorescentes llevados sin complejos, joyas XXL con un aire completamente ochentero…Los tonos llamativos no son un simple detalle sino una forma de jugar con el kitsch y de afirmar una identidad muy colorida.
Cómo lucir esta nueva tendencia
Para quienes tienen dudas sobre cómo adoptar esta tendencia, los detalles pueden ser un buen comienzo. Un par de calcetines color lima o unas medias de tonos ácidos reavivan cualquier look. Las influencers Manon y Lilas suelen recurrir a unas notas de color neón en sus outfits, jugando muy a menudo con las tendencias de las medias en tonos llamativos.
Otras prefieren adoptarlo de manera más sutil en las uñas. Una manicura de color amarillo flúo, una french rosa neón o una con un dibujo aportan un llamativo toque «cunti cunta». Para las más atrevidas, lucir colores fluorescentes en la prenda principal sigue siendo la mejor forma de empezar: una falda drapeada naranja chillón, un top ajustado verde ácido o una parka de nylon azul eléctrico del tipo de las de Demna en Balenciaga.
Lejos de ser un simple efecto óptico, los colores neón expresan hoy en día un claro rechazo al minimalismo reinante y una voluntad patente de ocupar el espacio. Un regreso de los años 80 y los años 2010, donde el color y el exceso eran tanto formas de afirmar una identidad como de llamar la atención. En un contexto donde la apariencia se llena de neutralidad y sobriedad, los colores fluorescentes se han convertido en una reivindicación: recuerdan que el impacto de un look se mide a menudo por la intensidad de sus colores. El neón no se funde en la masa: irradia fuerza y electrifica cada silueta.
Artículo de Julie Boone.
