Las redes sociales están llenas de aficionados al running, presentes en aplicaciones como Strava, equipados de pies a cabeza y que participan en sesiones de entrenamiento colectivas organizadas varias veces por semana. En pocos años, esta práctica deportiva ha conquistado a un público cada vez más amplio, convirtiéndo al running en un auténtico fenómeno viral. Lo que antes era una simple actividad individual, para la que bastaba un buen par de zapatillas, se ha convertido ahora en una verdadera pasarela urbana, en la que los corredores adoptan looks dignos de profesionales. ¡Aquí te lo explicamos todo!
El running urbano: una práctica abierta a todos
La práctica del running no data de ayer, pero su evolución está estrechamente ligada a las marcas deportivas. Ya en los años 80, Adidas y Nike desarrollaron productos específicamente diseñados para correr: zapatillas más ligeras, tejidos transpirables, suelas amortiguadoras… tantas innovaciones que facilitaron la práctica de este deporte, volviéndola más eficaz. Poco a poco, el running dejó de ser una actividad reservada a los atletas de alto nivel para abrirse a un público más amplio.


Una de las claves del éxito de esta disciplina es que no impone los códigos elitistas de otros deportes: no hace falta apuntarse a un club ni disponer de un equipamiento sofisticado para empezar a correr. En cambio, si la simplicidad inicial se sigue manteniendo, la experiencia se vuelve cada vez más completa gracias a la búsqueda permanente del confort.
Durante la pandemia, esta dinámica se aceleró. Los confinamientos sucesivos trastocaron nuestros hábitos deportivos. Con los gimnasios cerrados y las actividades colectivas limitadas, el jogging se convirtió en la única salida autorizada. Así, durante la crisis del Covid-19, el running dejó de ser un simple deporte para transformarse en un ritual cotidiano y en una manera de mantenerse conectado con el exterior.
Mucho más que un deporte, un estilo de vida
Hoy en día, la práctica del running supera con creces el marco deportivo. El auge de los running clubs ilustra esta evolución: el objetivo no es solo compartir kilómetros sino también conocer gente. En estos clubes no solo se corre, también se organizan brunchs, charlas, talleres e incluso eventos solidarios. El running se ha convertido en una forma de federar en torno a intereses comunes, de tejer vínculos sociales y de desarrollar un sentimiento de pertenencia.
When we run as one, we don’t just find our pace. We find our people — Saucony.



Esta dimensión social ha transformado profundamente esta actividad física. Ya no es solo una manera de practicar deporte: es un auténtico estilo de vida.
Marcas y colaboraciones: cuando el running se une a la moda
Las marcas deportivas ya no son las únicas que invierten en esta práctica: las marcas lifestyle e incluso las de lujo también se están apropiando del running. Jimmy Fairly, firma francesa de gafas, organiza running clubs para promocionar sus productos; Salomon colabora con MM6 Maison Margiela, Hoka lo hace con Marni, On con Loewe y Janji se une con Merrell.
La marca On, creada en 2010, ilustra perfectamente esta convergencia entre deporte y moda. Colaborando con artistas como FKA Twigs o Zendaya, y contando con el tenista Roger Federer como inversor desde 2019, On confirma la importancia del estilo en el running y, de paso, su hegemonía. Gracias a estas numerosas colaboraciones, sus zapatillas se han convertido en el símbolo de un estilo de vida activo y a la vanguardia de las tendencias, y no solo se utilizan para hacer deporte.
Además, este fenómeno no se limita al calzado: también está presente en la ropa técnica. Shorts, mallas, chaquetas y camisetas están diseñados ahora no solo para ser eficaces, sino también para resultar estéticos.
Un paisaje urbano en plena mutación
Para responder a la creciente demanda, las tiendas especializadas en running se están multiplicando en las capitales. Unos establecimientos que se parecen más a los concept stores que a las tiendas deportivas clásicas, confirmando así la transformación de esta práctica en un auténtico modo de vida. En París destacan espacios como Distance, Centre Commercial Outdoor o Quatorze Running; en Londres, Run and Become o London Trackhouse.



Los clientes ya no buscan solamente un par de zapatillas o una prenda técnica: quieren sumergirse en un universo dedicado al running, a la eficacia y, sobre todo, al estilo, inspirándose en las últimas tendencias y en colaboraciones exclusivas.
En unos pocos años, el running ha vivido una profunda transformación, dejando de ser una simple práctica deportiva para convertirse en un auténtico fenómeno cultural. Las marcas, las colaboraciones, los running clubs y las tiendas especializadas han contribuido a su transformación: ya no solo es un deporte, es también un estilo de vida y un momento de socialización. Un fenómeno que ha transformado el acto de correr en algo muy cool, cuya meta aún está lejos…
Artículo de Julie Boone.











