Desde su nombramiento como director artístico de Dior Femme, Jonathan Anderson no ha dejado de crear expectativa. Anderson ya estaba al frente de la línea masculina, y se ha convertido en el primer diseñador desde Christian Dior en dirigir ambas líneas de manera simultánea. Un gesto importante por parte de la marca, que busca escribir un nuevo capítulo de su historia con una figura visionaria en cabeza… ¿y quién mejor que Jonathan Anderson para asumir esta tarea?
Jonathan Anderson y el arte del teasing


Antes del espectáculo, Jonathan Anderson se había divertido dando una serie de pistas que despertaron la curiosidad: las invitaciones en forma de plato de porcelana con tres huevos de cerámica, convertidos de inmediato en objeto de colección, además de una multitud de imágenes difundidas en las redes sociales, como el retrato de Jean-Michel Basquiat por Andy Warhol, el de Lee Radziwill, varias reinterpretaciones del bolso Book Tote en versión literaria o el lanzamiento de una nueva campaña con Kylian Mbappé, embajador de la marca. Una serie de fragmentos visuales que han actuado como señales a lo largo de las décadas. El mensaje, sin embargo, es claro: Jonathan Anderson ha buceado en los archivos de la casa fundada en 1946, preparándose para reactivar todos sus mitos.
Una primera colección muy aclamada
Ha sido en el decorado solemne del Hôtel National des Invalides donde Jonathan Anderson ha presentado su primera colección masculina para Dior. Un escenario cargado de historia para una propuesta que se mueve entre el pasado y el presente. En la pasarela, 67 siluetas concebidas como fragmentos de un retrato en construcción.



Desde el primer look ya podemos ver la tendencia: la chaqueta Bar, pieza emblemática del vestuario femenino y componente del mítico New Look, reinterpretada al estilo Anderson. Trasladada a una versión masculina, combina con pantalones cortos amplios y desestructurados, con un enfoque personal del volumen que ya hemos podido ver en Loewe.
En el look nº 20, un pantalón vaquero bruto de corte baggy, atravesado por una costura en diagonal sobre la pierna que juega con las proporciones, combina con un chaleco de traje cropped, creando una silueta a la vez elegante y desenfadada. El look siguiente retoma la misma composición, esta vez en una paleta más clara, como un reflejo invertido.



La colección rebosa de detalles sutiles: pajaritas llevadas directamente sobre la piel, chalecos delicados, corbatas anudadas al revés… Anderson perfila los contornos de un nuevo hombre Dior de una forma inesperada. No es un héroe clásico, sino más bien un antihéroe literario, un hombre que divaga, que lee, que sueña. Un dandy descuidado o un joven de otro siglo…depende de cómo se le mire.
El drama también está presente, con pequeños detalles como una capa que parece un jersey XXL y que evoca una silueta casi vampírica. Acto seguido el estilo se vuelve más híbrido, con un mono blanco con botones, casi como un pijama entero para adultos, combinado con unas cangrejeras de ante (una versión más lujosa de las famosas zapatillas de agua). Unos pasos después, una chaqueta de oficial establece un diálogo moderno con unas zapatillas de inspiración skate. El hombre Dior según Anderson no tiene una edad fija ni una época asignada: viaja entre géneros, recuerdos e historias.
Un desfile seguido incluso desde los bares
Mientras algunos invitados selectos recibían su plato de porcelana, otros creaban sus propios eventos. El influencer de moda @Lyas, aparentemente ignorado esta temporada después de haber sido invitado durante la era Maria Grazia Chiuri, organizó una watch party en un bar del distrito 10 de París. Una iniciativa de última hora que reunió a apasionados y curiosos para seguir el desfile en directo, en un ambiente convivial pero lleno de entusiasmo.
Este momento colectivo, improvisado pero unificador, resume por sí solo lo que Jonathan Anderson quiere inculcar ahora mismo en Dior: un deseo de que la moda trascienda los círculos cerrados, convirtiéndose en una emoción compartida entre profesionales y aficionados. El talentoso norirlandés sabe captar el espíritu contemporáneo tanto como las referencias olvidadas, uniendo tradición y actualidad. Pero más allá de establecer un diálogo entre pasado y presente, Anderson también inscribe su propia historia, su propio lenguaje. Todo ello con una naturalidad que confirma, si es que aún hacía falta, que la nueva era Dior ya está en marcha, y que lleva tanto la firma de su creador como la de su fundador.
Artículo de Julie Boone.