Con un delantal ceñido a la cintura, la actriz británica Olivia Colman encarna a una empleada de comida rápida en la última campaña de Burberry. Una campaña que se inscribe dentro de una tendencia en auge. ¿Sabes cómo y por qué las marcas de lujo se apropian de ciertos elementos de la cultura popular? ¡Pues aquí te lo contamos!
Londres, el escenario perfecto
Para su campaña titulada Postcards from London, Burberry ha presentado una serie de videos cortos rodados en lugares emblemáticos de la capital británica, que son un concentrado de cultura local. Pero es el capítulo llamado A Pinch of Salt el que ha generado más reacciones: en él, Olivia Colman aparece con el delantal atado a la cintura, detrás del mostrador de The Golden Chippy, un establecimiento en el sureste de Londres famoso por sus fish and chips.



Como clientes de la famosa actriz, el dúo de modelos internacionales Mona Tougaard y Lucky Blue Smith, que aparecen vestidos con prendas emblemáticas de la marca: un trench acolchado y una chaqueta de plumas con estampado de cuadros. El resultado es un contraste deliberado entre la elegancia de Burberry y la aparente banalidad de una escena cotidiana.
Un nuevo storytelling para salvar a la marca
Desde la llegada de Daniel Lee al frente de la dirección artística, Burberry parece querer redefinirse. Tras un periodo de cierto estancamiento, la emblemática marca británica ha iniciado un giro estratégico, volviendo a sus raíces sin renunciar a un tono más accesible.
La campaña Postcards from London es un claro ejemplo de esta transformación. Un cambio de estética que sustituye la imagen fría e incluso elitista del pasado por una cierta cercanía. Al estar presente en las escenas más cotidianas, el icónico trench, símbolo del chic británico, se convierte en una imagen casi tan imprescindible como un autobús de dos pisos o un plato servido en una bandeja de poliestireno. Pero este regreso a lo fundamental no implica, ni mucho menos, que la marca quiera ignorar los nuevos códigos. Al contrario, Burberry también se aventura en el terreno de los fenómenos virales surgidos en las redes sociales.


Unos meses antes de Postcards from London, la marca ya sorprendió al colaborar con Bemi Orojuogun, una creadora de contenido conocida en TikTok como “Bus Auntie”. Un personaje entrañable que se graba todos los días en las calles de Londres, posando frente a los famosos autobuses rojos de dos pisos. Unas publicaciones que se han vuelto virales gracias a su carácter un tanto atípico.
Con su colaboración en una de las campañas de la marca, Burberry cedió su imagen a una figura popular nacida en la calle y en las redes, muy alejada de las celebridades tradicionales de la moda. Una decisión atrevida con un gran impacto mediático, que sería rápidamente copiada por marcas como H&M o Maybelline. Para cerrar esta colaboración ya icónica, la Bus Auntie incluso fue invitada al desfile Primavera/Verano 2026 de la marca.
Con estas decisiones, Burberry demuestra que las marcas premium ya no temen bajar a la calle, renunciando al elitismo y creando imágenes que las unen y conectan con la realidad.
¿Hacia una moda más abierta e inclusiva?
Pero la iniciativa de Burberry no es un caso aislado. Desde hace algunos años, muchas marcas premium optan por integrar en su comunicación elementos provenientes de la cultura popular. Entre ellas, Lacoste, que recurrió a la actriz francesa Adèle Exarchopoulos, conocida tanto por dar vida a personajes intensos como por su naturalidad y franqueza. Lejos de la imagen burguesa que la marca ha cultivado durante mucho tiempo, esta campaña despliega una estética deliberadamente popular, en un escenario formado por barbacoas entre amigos, hamburguesas jugosas y sillas de jardín.



Este giro hacia la cultura popular no es meramente estético. Responde a una demanda creciente de las nuevas generaciones de consumidores, especialmente de los millennials y la Gen Z, que rechazan los mensajes publicitarios desconectados de la realidad.
Es en este contexto que marcas como Burberry y Lacoste han logrado sobresalir. Al apropiarse de las escenas más familiares, de los oficios cotidianos o de figuras virales surgidas en TikTok, construyen un relato en el que el prestigio de piezas icónicas como el trench o el polo, convive con elementos de la vida diaria. Una estrategia hábil que les permite modernizar su imagen sin renunciar a su identidad, demostrando que el pasado, ya sea en Francia o en Gran Bretaña, también puede dialogar con el presente.
Artículo de Julie Boone.








