Auralee y Ernest W. Baker: dos visiones diferentes del vestuario masculino en la PFW 

Jun 28, 2025 | Brands, Fashion

En esta primera jornada de la Fashion Week de París, dos visiones singulares de la moda masculina han sido las protagonistas indiscutibles: la de Auralee, llena de sutileza japonesa, y la de Ernest W. Baker, anclada en un elegante estilo europeo de antaño. Dos enfoques muy diferentes para repensar el vestuario masculino contemporáneo.

Auralee: la poesía de los tejidos y la elegancia natural

Fundada por Ryota Iwai en 2015, la marca japonesa Auralee celebra este año su décimo aniversario con un regreso discreto pero impactante a París, eligiendo como escenario el patio del Museo de los Archivos Nacionales. Para esta ocasión, la marca ha presentado una colección Primavera/Verano 2026 inspirada en la temporada de entretiempo en Japón, cuando el aire comienza a calentarse, pero el viento aún sopla. Un clima ambivalente que se traduce en diseños ligeros, etéreos, casi flotantes.

Uno de los elementos clave son las superposiciones. Camisetas, camisas, chaquetas y jerséis anudados lucen unos sobre otros con naturalidad. Los tonos neutros (beis, marrón y gris) se unen con colores más vivos como el rojo y el verde, que evocan los primeros brotes de la primavera. Los cortes, por su parte, son deliberadamente fluidos, evitando todo formalismo. Sin embargo, bajo esta aparente relajación, Auralee sigue fiel a su exigencia textil. Los materiales como el cachemir mongol proveniente de rebaños nómadas, la alpaca de Perú o la lana de Nueva Zelanda o de Escocia, son refinados pero nunca ostentosos, y establecen una relación distinta con el mundo.

 Además, Auralee ha presentado una nueva colaboración con New Balance en torno al modelo 204L: una zapatilla de estética sobria, técnica y todoterreno. Un toque muy contemporáneo que plasma el espíritu de la marca: la búsqueda constante de una elegancia innata. 

Ernest W. Baker: memoria y puesta en escena

Creada en 2017 por Inês Amorim y Reid Baker, la marca Ernest W. Baker toma su nombre del abuelo de Reid, una figura tutelar que sirve de base identitaria para la firma. Un punto importante para esta marca, ya que, en Ernest W. Baker, las referencias personales forman parte de un universo que mezcla recuerdos muy reales con otros imaginarios que se están creando.

Para esta temporada, no ha habido desfiles. Solo una presentación íntima de un lookbook con 29 diseños, cuya introducción ya nos da una idea clara de lo que nos espera: dos looks iguales en vinilo, que juegan tanto con los géneros como con los reflejos. El vestuario es un crisol de inspiraciones, desde los años 70 a las siluetas chicanas, pasando por una cierta idea del glamour europeo. El resultado son pantalones bootcut de talle alto, zapatos planos con hebilla, chaquetas deportivas reinterpretadas y estampados animales y florales por doquier.

Lo que más llama la atención es el dominio del crescendo: según se pasa de un look a otro, las siluetas ganan en tensión dramática. Los colores se apagan, las texturas se vuelven más ricas, los volúmenes se afinan… hasta la aparición de una chaqueta larga, a medio camino entre la levita romántica y la gabardina distópica. Un final sorprendente, propio del cine negro.

Dos visiones del vestuario masculino que parecen opuestas

A simple vista, Auralee y Ernest W. Baker tienen dos visiones opuestas de la moda masculina. Una se nutre de las sutiles variaciones de la vida cotidiana japonesa, la otra tiene sus raíces en una estética narrativa y teatral tomada del cine negro. Sin embargo, estas dos colecciones tienen algo en común: la misma voluntad de reinventar el traje masculino, sacándole de una estética tradicional.

Para Auralee, esta reinvención pasa por el tacto, la textura y la superposición. Una suavidad casi sensorial inspira sus diseños ligeros, flotantes, donde los cortes se desvanecen detrás de la sensación. Para Ernest W. Baker, en cambio, el traje es una base narrativa que se transforma y se viste con vinilo, satén o estampados animales, convirtiéndose en un manifiesto visual. Por un lado, la discreción asumida; por el otro, una teatralidad deslumbrante.

Pero a pesar de sus diferencias, ambas marcas comparten un gusto por los anacronismos: Auralee hace dialogar la tradición textil con una cierta despreocupación urbana, mientras que Ernest W. Baker evoca los años 70, el glamour vintage y las contraculturas chicanas en una misma silueta. Dos maneras de hablar del presente mirándolo de reojo. Dos sensibilidades que afirmaron, en un mismo día en París, que el vestuario masculino no cuenta con un solo registro, sino con toda una gama de texturas, identidades e historias.

Artículo de Julie Boone